UN VETERANO MÁS

Autor: Ignacio Manfre

Malvinas, en 1982, nos necesitó combatientes y combatiendo nos hicimos veteranos.

Reafirmando que en la historia no hay casualidades, ese mismo año en la Planta Automotriz Mercedes-Benz de González Catán veía la luz un camión modelo 608 Diésel sin saber que tiempo después encarnaría el mismo espíritu de lucha, los mismos valores y sentimientos, con los que supimos cumplir nuestro sagrado juramento de defender a la Patria.

En 1997, ese camión, tras 15 años de trajinar diario entre Buenos Aires y Mar del Plata para el Correo Argentino, yacía exhausto en un galpón de la zona de Retiro. Vestido con su característico amarillo y negro, esperaba impotente el turno de ser compactado y convertido en chatarra. Pero no, ese camión aún tenía destino de grandeza.

Ese año, dimos con él y fue amistad a primera vista…

Estaba enfermo de olvido… como nosotros, carente de oportunidades… como nosotros, ávido de recuperar el sentido de existencia y pertenencia… Entonces la analogía fue inevitable y el querer que ese camión fuera uno más de nuestra institución, también… Ese mismo día, firmamos los papeles de cesión y lo que parecía un montón de metales y caucho condenados a alimentar nuevas fundiciones, comenzaba a convertirse en UN VETERANO MÁS.

Lo trajimos andando hasta Rosario. Y ese revivir módico de 300 kilómetros, envueltos en el humo denso del aceite que fumigaba por el escape, fue suficiente para comprender que había mucho trabajo por delante si queríamos devolverle al nuevo camarada la dignidad que había perdido… Empezamos por el motor que debió ser reparado completo y otras cuestiones mecánicas. Y como eran tiempos de fondos esquivos, se sucedió un remolino de donaciones, mangazos y aportes, juntada y venta de cartones. Todo sirvió para que la convicción del sentimiento se impusiera al imperio del bolsillo. Una vez que ese corazón de acero volvió a latir potente y parejo, llegó el turno de la pintura que elegimos en dos tonos con predominancia verde, para compartirle nuestra estirpe guerrera y solidaria.

Así llegó el momento en que aquel camión por fin recuperado. Vital y estéticamente inconfundible, comenzó a rodar de manera oficial como miembro de nuestro Centro y a regalarnos la movilidad que tanto necesitábamos.

Pronto estuvo llevándonos y trayéndonos de cada marcha por la reivindicación de nuestros derechos como Veteranos, incluso enganchada una cocina de campaña con la que además de nosotros se alimentaban hermanos de distintos puntos del país…

Cada vez que aparecía nuestro noble camión en un nuevo encuentro tocando bocina, era algarabía pura… Así se fue haciendo infaltable e imprescindible, querido y respetado… y por una asociación impensada, nacida en el humor provinciano, entre la capacidad de lucha que tenía este grupo rosarino con movilidad verde, nos apodaron tortugas ninjas… y el mercedito fue para todos desde entonces… el Tortugón.

Sin darnos cuenta, a esas alturas, el camión aparte de ser uno más entre nosotros se había erigido en nuestro emblema. Ya no había quién lo viera y no entendiese que en ese lugar estaban los Veteranos reclamando sus derechos o ejerciendo la solidaridad… Como si darnos movilidad, no le hubiera alcanzado para demostrar gratitud por su nueva vida, el Tortugón nos estaba regalando un tesoro más preciado aún: La visibilidad.

El camarada rodante y nosotros… nosotros y el camarada rodante, en una simbiosis de fierros y carne, cubiertas y huesos, sudor, gasoil y sueños… sobre todo sueños de que Malvinas no haya sido en vano y que un horizonte de pueblo unido, pudiese abrazar a nuestros muertos.

Igual que nos tocó en la guerra, pero en las nuevas trincheras que nos proponía el día a día, el Tortugón fue la mejor cara de nuestra resistencia. El tiempo y la voluntad, hicieron el resto… Juntos dijimos presente en las inundaciones de Rosario, del norte santafesino y también de Corrientes. Juntos estuvimos en el acampe de Plaza de Mayo. Juntos en las procesiones a San Nicolás. Juntos en cada Vigilia de 2 de abril. Juntos en el 2002 fuimos hasta Ushuaia (si leíste bien USHUAIA) a conmemorar los 20 años de Malvinas. Juntos escoltamos hasta Perú a la ambulancia que se donó en ocasión del terremoto en ese país. Juntos desde el 2001 ininterrumpidamente repartiendo raciones calientes a las personas en situación de calle. Juntos llevando chocolate a incontables actos escolares. Juntos en tantas ocasiones más que si querés nos podés ayudar a recordar… No hay manera que no sea juntos, porque como buen amigo, como buen hermano, como el mejor camarada, el Tortugón, mientras exista un Veterano vivo, allí estará dispuesto a rodar… No se reemplaza ni se vende. Lo sabe él y lo sabemos cada uno de nosotros… Juntos hasta el final.